lunes, 12 de agosto de 2019

RISCO CAÍDO, el Templo de la Luz





Autor: Agustín Demetrio Pallarés Lasso



“Entre los más antiguos de Canarias la ciencia era religión y la religión era ciencia, y ambas eran ARTE; para ellos, la ciencia tenía un carácter divino y la religión un carácter científico, es la esencia de la dualidad que así misma se crea, por la que vivimos desde lo lejos hasta lo cerca”.

“Porque nos quieren eurocéntricos y monoculturales, con este conocimiento descolonizamos nuestro pensamiento”.

Carlos Carrillo Suárez (Mexico)

(En el enunciado de Carlos hemos cambiado el ámbito de México por el de Canarias, pero se conserva la misma esencia)
   

¿POR QUÉ REALMENTE LA CUEVA nº 6 DE RISCO CAÍDO ES TAN IMPORTANTE? (claves que despejan dudas)

¿Cuál fue realmente la función de Risco Caído, el recién declarado Patrimonio para la Humanidad de nuestra antigua identidad canaria?

Aportamos importantes e inéditos datos sobre la verdadera aplicación astronómica que se realizó en la Cueva nº 6 de Risco Caído.

Sobre la importancia que tuvo esta cueva como punto de partida en una posterior evolución de determinadas simbologías, dentro del aislamiento de las antiguas poblaciones de Canarias.

Les presentamos una sorprendente relación entre la recién nombrada como Patrimonio de la Humanidad, cueva nº 6 de Risco Caído, y la hasta ahora más conocida cueva excavada de Gran Canaria, la Cueva Pintada de Gáldar.

La otra cara de la cueva nº 6 de Risco Caído, la más valiosa, y la más incomprendida.

Desde esta comunidad que formamos ARQUEOASTRONOMÍA en las ISLAS CANARIAS



Queremos aclarar ciertas dudas, y de paso, mostrar aquí una sorprendente y novedosa información sobre tan enigmático lugar, enigmático, porque desde nuestra actual perspectiva, es evidente que no resulta fácil comprender lo que pensaban los que proyectaron, y crearon, aquel lugar.

En los tiempos que vivimos estamos tan imbuidos en lo material, que nuestras mentes tratan de negar que en pretéritos tiempos se tenía un concepto diferente de la vida, y esto resulta difícil de procesar por nuestras mentes; en consecuencia, existe una perspectiva en el análisis arqueológico, y en el de la misma historia, que no se acaba de entender porque no resulta del todo adecuado.

En el ámbito social de aquellas antiguas comunidades humanas, todo era más espiritual, con sus religiones y supersticiones, forma de vida ésta, con la que se relacionaban entre ellos, y sobre todo con la naturaleza, de la que se estaba muchísimo más cerca que hoy en día, naturaleza de la que dependían de primera mano.


Una de las principales intermediaciones que se producía entre la naturaleza y la población, se realizaba a través de algunas de sus divinidades, que en muchos casos fueron creadas por ellos con ese fin, eso sí, sentían la imperiosa necesidad y respeto de agradecer a la propia naturaleza todo lo que ésta les concedía, para ello, crearon una serie de códigos, una especial simbología en clave que les intercediese con quien les daba el sustento, por ese motivo, aún podemos ser capaces de percibir la huella dejada por esa actividad intermediadora, plasmada gráficamente, o plásticamente, según la constancia de lo que se había querido ritualizar, y esa huella quedó para la posteridad con la presencia de una potente iconografía, aquellas reliquias que perduraron en el tiempo, significativas reliquias que ostentaban la representación figurada, del correspondiente y respetuoso ritual de demandar lo necesario para la subsistencia, y la transmisión del consecuente agradecimiento. Deberíamos de tener en cuenta, que aquella iconografía, simbología, el arte antiguo en general, era “un lenguaje” con el que se pretendía llegar más allá de la imagen, y además, para ellos, suponía una especie de previsualización de algo que deseaban que ocurriese.



De Risco Caído se dijo que era un observatorio astronómico, un calendario solar donde se podía saber y contabilizar el paso del tiempo para, entre otras funcionalidades, la del control de las cosechas, o los procedimientos aplicados al ganado según la época del año, y seguramente se dijo así porque las evidentes connotaciones astronómicas de los yacimientos arqueológicos, según se cree bajo nuestra actual perspectiva, no deberían haber servido más que para lo práctico y funcional, siempre para “sumar”, dándosele una preponderante prioridad a lo que nuestro raciocinio procesaría con más facilidad, todo lo demás que contenía la cueva, aunque su descubridor, sí le daba la importancia debida, la faceta simbólica, debería quedar en segundo plano para los detractores, que piden, que hubieran tallado un preciso triángulo que se iluminase el mismo día de los equinoccios, y al menos otro, en el día del solsticio de verano.

 

La Arqueoastronomía es una ciencia todavía en ciernes, muy novedosa, pero en Canarias, las investigaciones encuadradas en esta ciencia nos están dando un extraordinario, sorprendente, y muy positivo resultado.

Todavía no se sabe bien el porqué de la elevada carga de evidencias de connotaciones astronómicas que nos están dando los yacimientos arqueológicos de las islas, pero estas evidencias arqueoastronómicas, sin duda, van a engrandecer el legado patrimonial de nuestras islas hasta un altísimo nivel, incluso, en “competencia” con la arqueoastronomía que se estudia en cualquier otro lugar del mundo. Hasta ahora, sobre todo Gran Canaria, Lanzarote, Tenerife, y La Palma, han demostrado contar con un alto valor científico y simbólico en la materia, y es evidente que el camino de la arqueología en esa dirección en las Islas Canarias no ha hecho más que empezar. Pero, cuando la arqueoastronomía realmente se afiance en su amplio y auténtico sentido natural, y científico, se podrá tener una más clara idea, en que por ejemplo, la arqueoastronomía no se basa solamente en localizar las alineaciones del sol o la luna, u otros astros, durante eventos astronómicos destacados, como los equinoccios y solsticios, o las paradas lunares, con alineaciones premeditadas hacia túmulos funerarios, almogarenes, estaciones rupestres, o ciertos elementos destacados de un panel determinado de grabados rupestres, vestigios de este tipo que los hay muy importantes en Canarias. Sin embargo, ya se debería tener de una vez un concepto muy claro al respecto, y es que como decimos,





las investigaciones arqueoastronómicas, generalmente, tienen también como disciplina y fin último, estudiar, en el amplio concepto de la palabra, cuál era el uso que las antiguas culturas hacían de esos conocimientos astronómicos, y cómo los procesaban socialmente, como por ejemplo, el uso de estas prácticas de ciencia en sus religiones y ritos de culto, no olvidemos que el sol y la luna eran algunas de sus importantes deidades, pero, investigar sin complejos  con esta perspectiva es algo que lógicamente se resiste a nuestras actuales mentes, se teme el zambullirse en unas, no muy claras y desconocidas aguas.

A pesar de la polémica sobre la verdadera carga y nivel astronómico de la Cueva nº 6 de Risco Caído (a partir de ahora la mencionaremos con las siglas Cnº6) está perfectamente demostrado, y lo reafirmamos desde aquí, que, efectivamente, también se podría considerar como un perfecto marcador astronómico. En lo que se refiere al sol, su haz de luz penetra en la cueva justo en el equinoccio de primavera, ya hablaremos luego de un detalle al respecto, y lo abandona en el equinoccio de otoño, en consecuencia, ¿cuál sería realmente el potencial del contenido arqueoastronómico que pueda tener la Cnº6?; y es, como decíamos antes, cuando han surgido las dudas al respecto, ¿si eran tan versados en astronomía, a qué pudo ser debido que no marcaran expresa y milimétricamente algún destacado triángulo u otro importante símbolo de los que labraron en la pared interior de la cueva, uno para los equinoccios y otro destacado para el solsticio de verano? que fueron los eventos astronómicos incluidos en el recorrido de la hierofanía que escenifica el haz de luz solar en el interior de la cueva, pues en este caso no necesariamente tuvo que haber sido así, y lo voy a explicar.

 Todo parte de la base, que este extraordinario lugar en Risco Caído, realmente, no se podría definir como un observatorio astronómico, pero, aunque pueda parecer una incongruencia, no por eso, aquel recóndito y maravilloso vestigio de la antigüedad en todo su conjunto, en absoluto deja de ser un auténtico hito arqueoastronómico de la época antigua a nivel mundial, y daremos los debidos argumentos al respecto. Repito, que Risco Caído, o por lo menos el interior de la Cnº6, no supone un calendario astronómico como tal, para ir situándose en fechas determinadas, pero es que tampoco son observatorios y calendarios astronómicos, como tales, el Almogaren con marcador equinoccial, y para la parada mayor de la luna, del Roque Bentayga, ni la extraordinaria cueva de Cuatro Puertas en Gran Canaria, con su marcador solsticial de verano, ni el sorprendente santuario astronómico de Guenia en Lanzarote, ni la alineación equinoccial de la Tumba del Rey en Arteara, no lo son, ni observatorios, ni calendarios astronómicos agrícolas , es decir, que no se subía a esos lugares para observar el sol o la luna con premeditadas miras calendáricas, ni por tanto eran calendarios funcionales para momentos agrícolas o de manipulación del ganado, ni a nadie de aquella época se le podría haber ocurrido ir a estos lugares, de no tan fácil acceso, solamente para saber la fecha del calendario solar o lunar, porque sencillamente, no les hacía falta tanto esfuerzo para saber el día ni la época del año en que estaban, sepan, que simplemente, una vez adquiridos los conocimientos en astronomía de posición que tenían, saliendo fuera de sus casas, y colocándose sobre una piedra fija en el terreno, podrían contar sin más esfuerzo con su propio observatorio o calendario familiar y funcional, solar, o lunar, eso, sin desdeñar la posibilidad, que incluso algunos miembros de determinadas castas, ostentaran la función de contables del calendario.

 

En este caso, de la Cnº 6, vamos a dejar claro e intentar aportar argumentos al respecto, el extraordinario calendario no estaría directamente en los puntos de apoyo del haz de luz dentro del recinto excavado, en el friso principal de grabados, sino que el auténtico calendario de la Cnº6, quedó plasmado en la arquitectura de la cueva en si, en todo el espacio interior, y en el exterior, en este último, la entrada exterior de la claraboya y la forma del contorno del hueco, y en la misma situación y orientación de la cueva, y por tanto, en lo que representa la propia cueva, me estoy refiriendo a la simbología de lo que representaba “la cueva” para ellos, e incluso, en la influencia que para ellos representaba la “atmósfera de luz” allí creada, y la activación de una determinada simbología al respecto, y en ese sentido, lo perfilaron de forma perfecta, ya que el haz de luz penetra en aquella sagrada oquedad, dos días antes del equinoccio de primavera, su haz de luz hace un primer barrido por el interior de la cueva en sentido hacia el sur, para llegar al cabo de tres meses hasta un límite determinado en medio de aquella pared interior, que además, es el día más largo y el sol más alto del año, por tanto, el día que más bajará el haz de luz hacia el suelo y sus cazoletas, en el solsticio de verano; retornando luego el haz de luz en la dirección norte de esa pared del interior de la cueva, para luego el haz de luz, acabar por desaparecer dos días después del equinoccio de otoño. Se está diciendo, que, ni siquiera el comienzo o el final de la hierofanía es exacto, dos días antes y dos días después de ambos equinoccios, pero, precisamente esa  inexactitud que presuntamente iría en detrimento del valor del sitio, resulta ser, precisamente, lo que nos hace estar seguros de que en este almogaren de influencia soli-lunar, no existen las casualidades, y que incluso, por ese detalle de aparente desface equinoccial en dos días, es perfecto, sencillamente porque en la inmensa mayoría de los marcadores equinocciales de Canarias, si no en todos, es así, circunstancialmente no están aparentemente “graduados” para el equinoccio astronómico, sino para este equinoccio con aproximadamente un grado y diecisiete minutos de desvío en el horizonte, hacia el norte del Este geográfico, el equivalente a aproximadamente casi dos días de aparente desface.
 



Hay que decir que ese desvío también está presente en  algunos otros antiguos marcadores solares del mundo, y que todavía no se sabe el verdadero motivo que lo causa, se argumenta sobre todo, que es debido a que, como el sol no se encuentra en el exacto centro de la elipse que describe la Tierra en su traslación alrededor del sol, sino ligeramente desviado hacia uno de los focos de esa elipse, es cierto, que la cuenta de los días no es la misma entre el equinoccio de primavera hasta el de otoño, pasando por el solsticio de verano, que la cuenta de los días entre el equinoccio de otoño hasta el de primavera, pasando por el solsticio de invierno, es decir, que en la antigüedad no marcarían los equinoccios astronómicos, que es cuando el sol sale exactamente por el Este geográfico, sino que se guiaban con unos equinoccios numéricos, contabilizando los días, algo que no deja de ser extraño por varios motivos.



Hay una hipótesis, que dice que esa fecha con el desvío de dos días en los marcadores canarios, puede ser debido a que lo que tenían en cuenta en la antigüedad de las islas, era el fenómeno denominado equiluz, es decir, con esos dos días de diferencia con el equinoccio astronómico, se produce el fenómeno de la exacta igualdad en tiempo entre la noche y el día, pero la escasísima diferencia que se produce de equidad lumínica del día con la oscuridad nocturna, en esa fecha prácticamente contigua al equinoccio astronómico, es de solo unos diez minutos, y creemos que se hace imposible que en la antigüedad se pudiese percibir tan sutil diferencia sin los actuales mecanismos de relojería. En Lanzarote, en un próximo trabajo que publicaremos, vamos a tratar de demostrar, que ese desvío no se encuentra solo en los azimut de los marcadores para los equinoccios que preparaban en nuestra antigüedad, y que los marcadores solares en Canarias los hacían astronómicamente perfectos, pero, desde aquellas fechas en que los hicieron, hasta la actualidad, todo el sistema de coordenadas terrestres ha sufrido un ligero desvío en el horizonte hacia el norte, esto lo hemos podido constatar en los milimétricos marcadores artificiales de Lanzarote, y por tanto, no solo el azimuth de los equinoccios en aquella antigüedad, el Este geográfico de aquella época, sino también los dos solsticios, se han visto afectados por este pequeño, y aparentemente anómalo desvío, eso, sin contar con el también pequeño desvío que, en este caso si es conocido, que tienen los dos solsticios en su azimut, debido a la pérdida de oblicuidad del eje terrestre con respecto al plano de traslación de la Tierra con el sol, pero,  lo que nos interesa enormemente en este caso, es el que se pueda constatar también ese desvío de 1º y 17´, o lo que es lo mismo, de casi dos días de diferencia, en la Cnº6, y esto, sin ninguna duda para nosotros, resulta ser una muy buena señal de su autenticidad y perfección.


Desvío inusual del azimut del sol, detectado en los antiguos marcadores de Lanzarote
  
Desvío conocido del azimut del sol en los antiguos marcadores, por el paso del tiempo, a contrarrestar con el de la ilustración anterior



Desvío del el azimut del sol en el solsticio de verano, desde el observatorio antiguo de Órzola


Idéntico desvío del azimut, desde el almogaren de Roque Bentayga para la parada mayor de la luna en el solsticio de verano, y en Lanzarote, en el gran marcador artificial luni-solar del Santuario Caldera de Caldera Quemada


Una vez visto lo que hemos expuesto sobre el calendario astronómico que suponía la aparición del haz de luz, y su finalización, dentro de la cueva, marcando perfectamente un nítido periodo de tiempo entre un importante evento astronómico hasta otro, de equinoccio a equinoccio, pasemos a la siguiente gran cuestión, la cual también, no lo olvidemos, se puede encuadrar perfectamente, y resulta preceptivo el hacerlo, dentro de lo que abarca una adecuada y amplia investigación arqueoastronómica.

Según los datos que tenemos del sitio, estos estudios se basaron sobre todo a partir de la pregunta más importante que nos hemos planteado sobre esta especie de Almogaren, de este recinto sagrado excavado en la toba volcánica: ¿para qué y con qué fin principal se utilizaron estos conocimientos astronómicos en este sitio concreto?.

A pesar de que en la antigüedad canaria se adoraba a los astros sol y luna, convertidos por ellos en deidades, se sabe que había todavía un ente principal, un “todo”, según parece, algo que abarcaba toda la naturaleza que les rodeaba, y ese “todo” era de carácter femenino.



También incluían en ese “todo” a la misma esfera celeste y lo que ésta contenía, era un “todo” en perfecta conjunción, lo que les rodeaba, o incluso podemos decir, lo que les envolvía si contamos como su entorno a la propia bóveda celeste, y realmente no se consideraban que pertenecían a ese “todo”, sino que formaban parte de él, o más bien de ella, y esa naturaleza era entre otras cosas, la que les otorgaba directamente el sustento para la vida.

Astronómicamente, para empezar, lo de abajo, y también lo de arriba, estaba regido por dos ciclos, el ciclo diurno y el nocturno, el primer ciclo estaba administrado por la omnipresencia del dios sol, que irradiaba la “luz de la vida”, imprescindible para el desarrollo vegetal, animal, y por supuesto el propio desarrollo humano; y en el segundo ciclo, que contaba como escenario la bóveda nocturna, se encontraba el que ya fuera para las culturas humanas más antiguas el escenario cosmogónico primordial, donde se desarrollaba el devenir de los asteriscos de luz con sus movimientos cíclicos y armónicos, los cuales eran utilizados por los brujos, chamanes, y sacerdotes, para desentrañar las claves y encriptaciones de ciertas señales del devenir humano por la influencia que pensaban que ejercían sobre ellos de aquellos astros 




entre otras claves, aquellas que, según sus creencias y supersticiones, les dieran la oportunidad de predecir circunstancias ligadas al devenir de estas comunidades humanas, de las que formaban parte, y que les transmitiesen las distintas soluciones en las decisiones a tomar.

En esa etapa nocturna de la bóveda celeste también ejercía su presencia, la deidad lunar, en todo su esplendor, y refiriéndonos a la luna, hacer notar que los vestigios arqueoastronómicos que nos legaron los más antiguos de Canarias, se nos están mostrando como irrefutables pruebas de que en la antigüedad de estas islas, se encontraban entre los mejores conocedores del ciclo lunar de sus paradas máxima y mínima, ciclo de aproximadamente unos 18 años y 7 meses, siendo, sobre todo en los espectaculares marcadores artificiales luni-solares de Lanzarote, donde mejor fueron plasmados aquellos exactos conocimientos de este complicado ciclo de la luna, gracias a lo cual, en nuestras investigaciones hemos podido constatar, que la luna formaba también parte muy importante en sus ritos cultuales.




 La naturaleza era la representación física de la diosa madre, la principal y aglutinante deidad en la antigüedad de Canarias, a la que en Tenerife denominaban la Chaxiraxi, tenemos constancia de que era así, y repetimos, que todo el entorno que les rodeaba, era representación de esa diosa madre, a la que había que acoplar, ritualmente, intentando se consiguiera el necesario equilibrio y armonía, el devenir de las deidades de lo de arriba, ya que así, el sustento y la vida podía garantizarse. 

Había que aliarse con lo de arriba para conseguir, sobre todo, el agua de la lluvia y la luz del día, las dos primordiales energías para la vida. 

Los atributos principales relacionados con el acople e inseminación, y la creación del fruto de la vida, y que representaban figuradamente a la Naturaleza, siendo ésta diosa femenina, eran sus vulvas, a partir de las cuales se inoculaba la energía, y de donde luego brotaba la acción reproductiva, en personas, animales, e incluso, para la consecución del fruto de la vida vegetal; y el otro atributo principal, los senos de esa gran deidad femenina que garantizaban la energía suficiente para el afianzamiento de ese nacimiento, la leche materna para animales y personas, y el otro fundamental líquido que se equiparaba a la leche materna, el agua, para la pervivencia y desarrollo de los vegetales; pero realmente, donde se gestaba esa vida era en el vientre materno, en el útero de la hembra, de la madre.

 En el profundo interior de las cuevas del paleolítico del norte peninsular ibérico, y del sur de Francia, y ya hoy día confirmado que en otros muchos más lugares del mundo, los chamanes o brujos, pintaban de la forma más real posible aquellos animales que formaban parte del sustento de aquellas comunidades, ya que en el Paleolítico, todavía para la subsistencia, se hacía acopio de la caza y recolección, aquellos animales eran pintados con los colores, que en la muy antigua alquimia chamánica, representaban también los componentes vitales, el rojo de la sangre, el componente ferroso que representaba también a la tierra fructífera, ese rojo precisamente se usó en lo que se denomina “el rojo funerario”, usado en la mitad norte de África para teñir los huesos de los difuntos con visos de protección, y rehabilitación; el blanco, el de los huesos, como materia morfológica del propio cuerpo, la materia cálcica, en Lanzarote era muy usado en algún punto junto a los túmulos funerarios, con el añadido de las ofrendas cálcicas de conchas marinas, heredado de las antiguas sociedades capsienses, rojo y blanco, además, acompañados del negro de la renovación, por ejemplo, el negro en el antiguo Egipto representaba la fertilidad y el crecimiento, también estos colores y lo que simbólicamente representaban se encuentran como base de las pinturas rupestres de Canarias. Muchas de aquellas artísticas y realistas figuras de animales de caza del paleolítico eran pintados en el fondo de cuevas




cavidades, que representaban figuradamente el vientre o útero materno de la diosa madre naturaleza, para que la diosa madre, o el “todo”, pariese luego estos animales representados en aquellos extraordinarios frisos cavernícolas, y además, de forma figurada y simbólica, la diosa madre concediese de forma fecunda el sustento de la comunidad, para ello, entre otras cosas, se gestó lo que vamos a explicar de nuestra cueva declarada Patrimonio de la humanidad en Risco Caído. 

Se hacían ritos de fertilidad e iniciación, como hacer que accediesen miembros de la comunidad en la etapa de la  pubertad en viajes iniciáticos por el vientre, o el útero de la madre primordial, era como un regreso al seno de la madre principal que les había otorgado la vida, con todo lo que ello les suponía de comprensión de la creación del “todo”, y de ellos mismos, y esto lo hacían durante las primeras menstruaciones, perfectamente relacionadas y sincronizadas con los ciclos lunares; en Canarias, las jóvenes vírgenes que llamaban harimaguadas
 
realizaban estancias en cuevas especialmente dedicadas a estos ritos de iniciación, estancias en estas cuevas para ritos de fertilidad y fecundidad, con acciones paralelas, como por ejemplo, conseguir el que aumentaran de volumen mediante la ingesta de alimentos, fiel reflejo de la iconografía a la diosa madre que se conserva, con un exagerado volumen corporal, preparación que se creía fundamental para la consiguiente fertilidad y fecundidad, o abundancia. Es muy probable que ciertas cuevas, como la Cnº6, pudieran haber tenido ese, o parecido cometido.

La extraordinaria obra de arte simbólico-tallada en la roca interior de la cueva nº 6 de Risco Caído es muy plástica, el relieve general de la obra de labrado en la pared, y en el suelo, tiene textura de antigua y curtida piel escarificada por cicatrices rituales, cada uno de los elementos, cazoletas en el suelo, triángulos con vértices invertidos, y demás oquedades en la pared oeste interior de la cueva, muestran ostensiblemente su premeditada y proyectada intención de penetrar en la roca, aunque hay algunos otros triángulos erguidos que muestran una intención opuesta, la de sobresalir en el relieve de la pétrea superficie de la pared.


Los triángulos invertidos, se sabe ya, por estar reconocido a nivel general por la arqueología, representaban las vulvas femeninas desde épocas de hace más de 20.000 años, a través de las cuales se produce la "inseminación" de la posterior vida que antes exponíamos, y también a través de esas vulvas brotaría después de la gestación esa vida esperada, vida, en el amplio concepto de las necesidades humanas, la de su propia procreación, y la del sustento para su desarrollo, y esa vida tenía que estar sustentada mediante la imprescindible fertilidad y fecundidad, siendo el primero de estos conceptos, la fertilidad, la mejor facultad y predisposición natural para poder ofrecer, y el segundo concepto, la fecundidad, la abundancia; en cuanto a los triángulos erguidos, ya dijimos que representaban los pechos de la madre, y de la madre naturaleza por extensión, y éstos, no solamente no están rebajados en la superficie de la roca de la pared, sino que, el símbolo en sí, de pecho hinchado de leche materna, en el resultado final del tallado en la pared aparentaban en protuberancia, en relieve, y de esa hinchazón se esperaba, como ya dijimos, la imprescindible leche revitalizadora que conseguía el primer impulso del mantenimiento de la vida animal y humana, además, con el simbolismo figurado de la revitalizadora agua para los vegetales.

En consecuencia, y no descubrimos nada nuevo, es sabido que algunas de estas cuevas, como la Cnº6, eran lugares para realizar ritos, del tipo descrito en la exposición que estamos realizando. Esto era en el interior de cuevas, pero en el abierto y amplio entorno de la Naturaleza, aquellas antiguas comunidades humanas con esas animistas creencias al “todo” de la diosa madre Naturaleza, tenían representados en su iconografía sagrada, algunos determinados y destacados elementos orográficos del terreno. Supongámonos a la naturaleza, a nuestro entorno, como una gran figura femenina recostada


y, a ciertos destacados elementos del paisaje como las montañas y grandes barrancos, o valles, estos últimos, por ejemplo, representados figurativamente por el triángulo invertido, triángulos púbicos, o valles, que albergarían la frondosidad vegetal, y la abundancia animal, además de las corrientes de revitalizadora agua. Esto también lo podemos equiparar con los abundantes y admirados triángulos invertidos de la Cnº 6; mientras que las montañas, o ciertas montañas con formas concretas, representaban los pechos de la madre primordial, los que, como dijimos, garantizaban el afianzamiento de ese nacimiento y la consolidación del fruto de la vida, montañas senos relacionadas con la donación del agua de lluvia como energía revitalizadora de todos los seres vivos, vegetales y animales, montañas senos, que en sus cúspides eran objeto de ritos a las lluvias, precisamente, y a modo de estimulación, derramaban leche sobre los figurados pezones cúspides de aquellas prominencias de la diosa madre naturaleza.

 De la Cnº6, de la cual estamos obteniendo su contenido simbólico, las montañas senos eran representadas simbólicamente con el triángulo erguido sobresaliente en el ras de la pared, en relieve, en protuberancia.



Dijimos que el icono o símbolo del triángulo con el vértice invertido, proviene, y de hecho está presente, en el arte simbólico de hace más de 20.000 años, y otro inequívoco símbolo de esa época es un signo en forma de M, muy conocidos por los prehistoriadores que estudian esas épocas muy antiguas, y existe la hipótesis de que representa otro símbolo a la fertilidad, las dos piernas flexionadas por las rodillas de la diosa madre en el momento de parir, pero también puede estar haciendo referencia a los los dos senos con el triángulo invertido en medio, los dos senos y la vulva de la diosa madre, las tenemos en el arte del paleolítico, y sorprendentemente, en unas pinturas de una cueva recientemente descubierta en Gran Canaria.


Pinturas en una cueva en Gran Canaria


En la naturaleza abierta del paisaje, veían esa "M" en la figura de dos montañas y su valle interior. 

Existen claros ejemplos en Canarias de este tipo de montañas, que por su aspecto, eran tomadas figuradamente de la manera que estamos exponiendo, como en Fuerteventura





a algunas de montañas claramente sacralizadas por las antiguas poblaciones de la isla, destacando en ambas, claramente, la forma del pezón en el vértice del gran pecho montaña, y con claros vestigios de elementos añadidos en su “pezón”, muros en espiral, o grabados, probablemente con un trasfondo y sentido sobre fertilidad y fecundidad. 







O en las montañas sagradas de Gran Canaria, Patrimonio de la Humanidad, las mal interpretadas protuberancias, sus espectaculares Roques, que sobre algunas de aquellas sagradas montañas han sido confundidas figurativamente como símbolos fálicos, mientras, que lo que en realidad estarían representando serían los exagerados pezones de la diosa madre, elementos claramente femeninos, y en estado de hinchazón, signo de la fecundidad y proximidad al momento de parir.



Debemos volver ahora a la faceta astronómica debidamente aplicada e interpretada dentro de la ritualidad intrínseca de lo realizado en la Cnº6,  y dando a conocer, en este caso, un importantísimo ejemplo a nivel mundial, un referente único en este sentido que abrirá una inmensa puerta a las investigaciones arqueoastronómicas que se realicen en el futuro, de ahí lo que decíamos en el principio de este artículo de trabajo sobre el gran valor cultural de este sitio, y es que, este lugar que a partir de ahora ostenta la emblemática etiqueta de Patrimonio de toda la humanidad, posee la categoría de auténtico hito arqueoastronómico en todo el concepto de lo que significa y abarca esta modalidad científica, fundamentalmente, por el motivo de que, en este santuario, se haya elegido por aquellas antiguas comunidades humanas, la proyección de luz interior, en un periodo del calendario astronómico de una extraordinaria e inédita simbología que vamos a exponer, demostrándose con ello, la gran sabiduría y sensibilidad manifestada en el antiguo proyecto y construcción de este ya emblemático lugar.

Los ciclos estacionales dividen los doce meses del año en cuatro partes de tres meses cada uno, cuatro son los puntos separados por ángulos de noventa grados situados en el círculo de la eclíptica. La eclíptica es el círculo que describe la tierra en su movimiento alrededor del sol, aunque ese círculo realmente tenga una ligera forma de elipse, y en esa eclíptica están, en segmentos separados por noventa grados, los puntos del equinoccio de primavera, el punto del solsticio de verano, el del equinoccio de otoño, y el del solsticio de invierno.



La eclíptica vista desde el lugar en donde nos encontremos en la superficie terrestre sería la invisible línea por dónde va el sol, aunque el sol estaría aparentemente sujeto, pegado, a esa línea de ese círculo, y el círculo fuese el que girase como una rueda con el sol sujeto a ella, como si éste fuera una chincheta clavada a la rueda, y el sol, aunque aparentemente lo veamos avanzar pegado a esa hipotética rueda, de este a oeste, es muy importante tener en cuenta, que el sol también retrocede cada día aproximadamente un grado en dirección inversa, ya en este caso no lo describiríamos como aquella chincheta clavada, fija, en este caso el sol, la figurada chincheta, se deslizaría ligeramente en contra del sentido de rodaje de la rueda, ese grado diario, y es cuando el sol, cada tres meses aproximadamente, se llegaría a “posarse” por un día, sobre cada uno de esos cuatro puntos, sobre uno de los dos puntos equinocciales, o sobre uno de los dos puntos solsticiales, los cuatro, separados

noventa grados unos de otros, entonces, para que nos hagamos una idea de lo que ocurre astronómicamente en la Cnº6, cuando el sol en su retrógrado recorrido se posa en el punto equinoccial de primavera sobre la eclíptica, o más bien como explicamos anteriormente, dos días antes, el haz de luz entra por primera vez en el año al interior de la cueva, y estará proyectándose dentro de ella durante aproximadamente seis meses, hasta dos días después del equinoccio de otoño.




Pero, es en los términos de la antigua simbología de estos elementos astronómicos, cuando aquellas antiguas poblaciones dividían todo este ciclo astronómico de dos formas, el de contabilización y el simbólico, el de contabilización trataba sobre el recorrido que realiza el sol sobre el horizonte en sus salidas y puestas, el primer segmento era el de las consecutivas salidas desde casi el sureste, en el solsticio de invierno, hasta su salida más cerca del noreste, el solsticio de verano, el denominado ciclo ascendente, y el otro segmento semestral era el recorrido diario sobre el horizonte en sus salidas, desde casi el noreste, el solsticio de verano, hasta casi el sureste, el solsticio de invierno, el ciclo descendente; esa era la división racional de la contabilización del año, el calendario astronómico. 

Esta explicación que estamos dando, tendría un símil en la conocida alegoría de la caverna, de Platón, sobre la situación en que se encuentra el ser humano respecto del conocimiento. En ella, Platón explica su teoría de cómo podemos captar la existencia de los dos mundos, el real fuera de la cueva, y el figurado, mediante las formas que se proyectan desde el exterior en las paredes de la cueva, sus sombras: el exterior de la cueva representa el “mundo inteligible” (sólo alcanzable mediante el uso exclusivo de la razón) y lo proyectado en el interior de la cueva, las sombras de la realidad exterior, representaría la otra situación de la percepción del conocimiento humano, el “mundo sensible” (conocido a través de los sentidos)

Y en una perspectiva basada en la segunda acepción platoniana de la alegoría de la caverna, la del “mundo sensible”, estriba la otra división existente del año según el conocimiento humano, y usado solamente en la antiguedad, aunque muy poco hoy en día, la que se percibe con los sentidos, la división del año en los dos segmentos simbólicos y sensitivos, y estos eran, el segmento o ciclo de intensidad de la luz y de la vida, efectivamente, desde el equinoccio de primavera hasta el de otoño, pasando por el solsticio de verano, sin duda es el segmento mitad de año en que los días son más largos y el sol más alto, y por tanto la luz más intensa, y el segmento de baja intensidad o penumbra del sol, desde el equinoccio de otoño hasta el de primavera pasando por el solsticio de invierno, la otra mitad del año en que los días son más cortos y el sol más bajo en la bóveda celeste, el medio año de menos intensidad de luz. Sin duda, una de las grandezas desde el punto de vista arqueoastronómico, en este caso en su faceta social etnohistórica, con la mezcla de lo estrictamente astronómico y matemático, que se produce en la Cnº6, y la otra vertiente, lo que se produce en la Cnº6 en lo simbólico y cultual. En Risco Caído podemos constatar con admiración la sabia aplicación de ambos conceptos, habiéndose elegido y aplicado en este almogaren, el ciclo de intensidad de la luz y de la vida, maravillosos dones de la naturaleza de la bóveda celeste diurna, para inundar de esa luz y vida este templo de advocación a la diosa madre.



Existe otro sorprendente detalle, que aun hace más grandioso el sentido que se aplicó al sitio, desde ese mismo punto de vista del relato astronomía-simbología, y es que es sabido, que en la sagrada oquedad de esta cueva, y refiriéndonos esta vez al ciclo de los periodos nocturnos a lo largo del año, penetra un haz de luz procedente de la luna, y que, durante el ciclo anual, era la luna llena la que siempre servía como referencia en sus registros contables, y que la posición de la luna llena en el horizonte en sus salidas y puestas, es proporcionalmente opuesto a las salidas y puestas del sol, durante el solsticio de verano el sol sale cerca del noreste, y la luna llena en esas fechas sale por el sureste, y a la inversa, cuando el sol sale en el solsticio de invierno por el sureste, la luna llena sale por el noreste, menos en los equinoccios, cuando el sol y la luna llena son coincidentes en sus salidas por el horizonte, es decir, cuando entra el primer haz de luz solar en la Cn6, en el equinoccio de primavera, la luna llena también sale por esas mismas inmediaciones, pero, a medida que va avanzando el tiempo, el sol va saliendo cada día más al norte en el horizonte, y el haz de luz, incide en la pared del santuario-cueva cada vez más al sur, mientras que la luna llena, saldría cada vez más al sur en el horizonte, en contraposición al sol que dijimos sube cada vez más al norte en el horizonte, por tanto, en el periodo de seis meses en que la luz del sol estaría penetrando cada día en la Cn6, el haz de luz nocturno de la luna llena no estaría penetrando en la cueva.



Pero, será en el equinoccio de otoño cuando deje de entrar la luz del sol en la cueva, a partir de esa fecha durante seis meses, cuando, al empezar a salir la luna llena en contraposición al sol, es decir, mientras el sol sale cada vez más al sur, la luna llena salga cada vez más al norte, en el mismo sector de horizonte donde antes salía el sol cuando su haz de luz penetraba en la cueva, de nuevo, se nos presenta lo sublime de la parte simbólica de la astronomía que nos ofrece este admirable santuario, y es que, es en el sector de luz y de vida del sol, cuando son más largos los días, y la luz más intensa, en el sector de mitad de año entre el equinoccio de primavera y el de otoño, cuando el haz de luz de la luna llena no entra en la cueva, cuando las noches son más cortas y la luna está en su ciclo de baja intensidad, mientras que, es entre el equinoccio de otoño y el de primavera, periodo de baja intensidad del sol, y por tanto cuando ya no penetra el haz solar en la Cnº6, el segmento de medio año en que las noches son más largas, y la luna más alta, periodo de luz de alta intensidad de la luna, por lo tanto, el sorprendente templo cueva de Risco Caído, fue perfectamente sincronizado con el asombroso ritmo de un hipotético reloj de arena, para que, lo que primordialmente interesaba, la intensidad de “carga de baterías” del simbólico útero materno que significaba el proyecto final del santuario, mediante la recepción de la energía de luz sobre los terminales de los símbolos grabados y horadados en la pared oeste del interior de la cueva




con fines de la debida inoculación de fertilidad y fecundidad, funcionara con la mayor “carga” y energía lumínica posible del sol y de la luna, con la mayor “efectividad simbólica” posible, curiosamente, los agricultores y ganaderos, todavía tienen muy en cuenta esos momentos y periodos de la intensidad de los dos principales astros, para diversos menesteres, por ejemplo, plantar en luna nueva, recoger en luna llena, etc.

En la pared donde se proyecta el haz de luz también hay algunas cavidades y agujeros de mayor profundidad, y algunas perforaciones que podrían parecer naturales, pero que el contorno de sus formas los delata como artificiales, pareciera que todos los contornos de las bocas de estos huecos sean en forma de círculos, pero ya se han constatado algunas específicas diferencias, existen un buen número de agujeros que no son totalmente circulares, sino en forma de arco con su correspondiente lado plano, y en arqueología las suelen llamar, en forma de “cúpulas”.

Las cavidades y agujeros confeccionados exprofeso con estas formas son, como decimos, de diversos tamaños, tanto en el suelo como en la pared, cuando ya son de un tamaño algo mayor en las paredes, las suelen llamar en la arqueología, hornacinas, hornacinas en cúpulas, y cuando ocupan ya el tamaño y la función de una puerta de acceso, nos hemos percatado de que ni siquiera se advierte que guardan el patrón de esta forma en concreto. A este tipo de formas en cúpulas todavía no se les han adjudicado determinadas simbologías; en Lanzarote




las tenían en preciado culto, con la espectacular característica que las hacían de grandes tamaños, en posibles necrópolis, en recintos de santuarios, o en marcadores astronómicos; y en otros lugares del mundo con vestigios de la antigüedad, se les adjudica la que creemos que es una de las dos acepciones verdaderas, la simbología de “La Puerta”, siendo la otra acepción simbólica, la de precisamente “cúpula”, o “bóveda”, la bóveda celeste, que tenemos rotundamente representada en la extraordinaria forma del techo de la Cnº6, y de toda la cueva en sí, y esa bóveda, la bóveda celeste, es sin duda, la inmensa puerta que se abre cada ciclo nocturno, y la que nos enlaza y conecta con todo lo allí representado, y prueba irrefutable de lo que decimos, adjudicando la interpretación de bóveda celeste nocturna a la propia Cnº6,  la tenemos en ejemplos más claros de esa concreta simbología en Gran Canaria, a poca distancia de esta Cnº6, la representación artística que se hizo en la denominada Cueva de las Estrellas, en donde en su parte baja, se pintó de rojo, la tierra, de negro el fondo del techo, la propia oscuridad de la bóveda celeste nocturna, y las estrellas de blanco.




También es conocida la representación en el antiguo Egipto, de la bóveda nocturna, en forma de arco, cúpula, o “puerta”, con la expresa posición de la diosa Nut 




que representaba el cielo nocturno; o en la tumba de la reina Nefertari




cueva excavada y pintada con una simbología parecida a la que subyace en la cueva de las Estrellas de Gran Canaria, Está situada cerca de la cima de la montaña tebana y era una zona asociada a la diosa vaca Hathor, ya que la gruta que hay allí se asimilaba al útero de la Vaca Celestial. Las tumbas, que son hipogeos, se excavaban en el interior de este útero para facilitar el renacimiento de los difuntos. Por todo eso, la Cnº6 la podríamos considerar como el más impresionante templo de todas estas simbologías, en su estado más primigenio.

La bóveda celeste nocturna ostentaba, desde antiguas épocas, la máxima representación de la cosmogonía para el ser humano,  porque es allí donde el ser humano buscaba sus orígenes, y la propia creación del mundo, en realidad, esa oscura cúpula o bóveda, mágicamente representada en la arquitectura de la Cnº6, era a su vez para ellos, el propio oscuro vientre de la diosa madre, la que al parir estaba ofreciendo una representación del origen del hombre, y de la creación de la propia naturaleza que los envolvía, su mundo. Sus representaciones gráficas las podemos encontrar en un ámbito relativamente cercano, y posiblemente común, como lo es el antiguo Sáhara verde, en pinturas muy antiguas del Tassili, en las cuales se ven adornando el interior de las cabezas de los brujos chamanes con formas figuradas de discos solares,


algo parecido, seguro que con el mismo contenido simbólico, que estos soliformes de un grabado de la meseta de Yuga, en el alto Atlas de Marruecos, de nuevo, las “puertas” interiores al círculo solar, aunque en este caso representadas con semicírculos concéntricos.




En las pinturas del Tassili, con estos arcos o “puertas” dentro de la cabeza, probablemente señalando una especial situación y percepción de clarividencia por parte del brujo, ya sea por los efectos de algún tipo de droga, o por los bailes rituales que les permitían llegar al trance para   “ver más allá”, en una aumentada percepción por medio de alucinaciones; “puertas” a lo largo del interior de sus circulares cabezas especialmente influenciadas por el dios sol, como “el ojo que todo lo ve”, y las “puertas” de transición como conductos cognitivos para acceder a otros planos, a través de la gran bóveda celeste nocturna.

Las formas de “puertas” fueron adquiridas en el seno de otras religiones, como la cristiana, de esas formas son las propias puertas de las iglesias y templos, y así también son las urnas donde se asientan los santos, como asomando por las puertas al cielo en donde se ubicarían estos personajes beatificados, o al propio Cristo, o, a manera de “puertas”, se confeccionaron las formas de las lápidas en los cementerios, como portales de transición del alma de los muertos. En el antiguo Egipto predinástico hemos captado la figura simbólica de la puerta, formando parte de sus frases de invocaciones escritas en antiguos jeroglíficos



Símbolo que evolucionó a otro signo más común de esas antiguas escrituras. “Puerta de transición”..., y el que las haya, como no podía ser menos, en la cueva templo de Risco Caído, cazoletas y cavidades en la pared con esa forma en el contorno de sus entradas, sin duda nos viene a confirmar el sentido simbólico de “penetración” o transición del todo que se registra en este sagrado sitio.




Lo cierto es, y se demuestra en toda la hierofanía, que no solo sería simbólicamente importante el foco principal del haz de luz proyectado dentro de la cueva, sino la especial y casi mística iluminación de "alta radiación lumínica" de esas épocas del año, según fuera la luz del sol o de la luna los que penetraran, sino la especial y activa luminosidad que se activa en su interior, algo que es perceptible de sublime manera, por los que tengan la suerte de presenciar, in situ, esta escenificación en forma de hierofanía de algún momento dentro de la mitad del año de periodo de luz y vida del sol, o en la otra mitad del año, en donde la luna llena se encuentra en los momentos nocturnos de su máxima intensidad, y cuando penetra en la cueva el haz de su luz envuelto en un halo de mística claridad lunar.


Estos símbolos presentes en la Cnº 6, y la general simbología del conjunto de la cueva de Risco Caído, proviene de épocas bastante antiguas, como mínimo de épocas neolíticas tempranas, y nos estamos refiriendo al tipo de símbolos como tales y no a cuándo se proyectó, y se hizo, en esta cueva concreta, e incluso, hay ya referencias de este tipo de símbolos de características geométricas determinadas desde épocas paleolíticas, y aunque parezca sorprendente, de épocas anteriores a más de 40.000 años.

Ya se han hecho estudios arqueoastronómicos por profesionales de prestigio, vinculando ciertos elementos pictográficos en cuevas que albergan las famosas pinturas del arte del paleolítico, con temas astronómicos, elementos pictográficos relacionados con ciertos astros y ciclos astrales



y con el probable motivo de impregnar esa influencia astral, con lo referente a la cavidad vientre o útero materno de la diosa madre naturaleza, la cueva, y aquello que se quiere rogar, en esos casos, el sustento alimenticio, y de materiales como las pieles y huesos de esos animales, animales provenientes de la caza, como era habitual, la influencia astral tendría la finalidad de imbuirlo todo de una fertilidad y fecundidad máxima. Como hemos dicho, lógicamente, esto no quiere decir que este Almogaren de Risco Caído, tenga en sí, esta edad de construcción tan antigua, aunque si es cierto que estas evidencias, como la del símbolo del triángulo invertido, o vulvas de la diosa madre, por ejemplo, no estaban presentes en épocas cercanas al cambio de Era en el norte de África, por lo que quizás, todos estos admirables vestigios concordarían mucho más con un poblamiento más antiguo, probablemente proveniente de un antiguo Sáhara verde



aun por explorar la mayoría de su inmenso territorio.


El inmenso valor patrimonial que se ha adjudicado por la Unesco, dentro de la zona de montañas sagradas, a la cueva Cnº6 de Risco Caído, se revalorizaría aún más, y no por que se trataran de vestigios que lograsen ratificar una mayor antigüedad de lo que hay generalmente adjudicado al poblamiento de Canarias, que también, sino, según nuestro criterio, por lo que significaría la evidencia de reclusión, por algunos milenios en el archipiélago, por aislamiento, de estas antiguas prácticas aderezadas con un extraordinario conocimiento astronómico, por ejemplo recalcar, que calcular el equinoccio no es en absoluto sencillo. 

Tenemos una gran oportunidad para el estudio de una posible evolución de estos símbolos y prácticas cultuales, por un largo periodo, y en un territorio y cultura determinado, y además, todo ello dentro de un contexto cultual lleno de extraordinaria simbología, y este notable aislamiento de lo que globalmente significa la primera introducción en las islas de estas prácticas, nos permite en la actualidad contar con un auténtico museo retrospectivo del relato de una forma de vivir, y sentir, de la antigua población que convivía con estas maneras de percibir la vida, pero, ¿fue luego evolucionando este tipo de simbología dentro de ese aparente aislamiento en que cayeron las islas? ¿existen vestigios de ello?, ¿habían otras formas de representar este tipo de simbología?


Una de las grandezas de haberse puesto en su justo valor la Cnº6, estriba fundamentalmente en la enorme oportunidad que nos da a la investigación de estos novedosos temas y elementos que impregnaban la antigüedad de las islas canarias, y nuestro particular punto de partida en este interesante aspecto es el que vamos a exponer aquí, para ello, nos vamos a trasladar a otra de las islas canarias, la cual, está mostrando una gran afinidad a esta faceta mostrada en la isla de Gran Canaria. Hay algunos investigadores de aquella isla que nos imaginamos que irán publicando sus investigaciones al respecto, que han descubierto algunas cuevas con parecidas características a la Cnº6, y esperamos que nos lo presenten muy pronto. 

Vamos a exponer algunas referencias a esta simbología expuesta anteriormente, pero con una perspectiva inédita, diferente, aunque totalmente vinculada, y esta nueva perspectiva que vamos a exponer ahora, nos abre un gran campo para la comprensión de algunas importantes cuestiones gráficas, esquemáticas, y encriptadas en el arte rupestre, cerámico, y pictórico, de la antigüedad canaria, y de otras antiguas culturas del mundo, todo ello, no lo olvidemos, gracias al enorme aporte figurativo y simbólico, que nos está dando el principal icono de lo recién declarado Patrimonio de la Humanidad, la Cnº6, punto de arranque para mejor comprensión de estos temas, por lo tanto, pasamos a la formulación de una serie de interesantes propuestas, con un evidente fondo argumental, pero propuestas al fin.

En estos casos no vamos a dar pistas sobre localizaciones, pero sí los autores de las publicaciones, en primer lugar, en algunos lugares de La Palma, existen claras evidencias del triángulo invertido, o triángulo púbico, y no puede ser en absoluto casualidad que esté labrado en la toba volcánica con el mismo tipo de rebaje o bajorrelieve en la pared, para interiorizar y penetrar en la roca el sentido de la sagrada vulva de la diosa madre.

Pero vamos a tratar de introducir en este contexto, otros ejemplos de esta temática que se encuentran en la isla de La Palma, de determinados símbolos que también representarían la misma sagrada hierofanía que en la Cnº6, un relato de luz solar y su escenario, pero que en estos casos fue plasmada en símbolos gráficos, y que no sabríamos encuadrar en el tiempo o en la época. Es posible que incluso existe la posibilidad, de que estos grabados de La Palma, puedan ser coetáneos a la escenificación simbólica en las cuevas excavadas, o, por el contrario, podrían pertenecer a un tipo de simbología derivada de lo representado en las cuevas, y por tanto, haber supuesto una evolución de estas claves simbólicas dentro de las islas, lo que les daría el estatus de auténticas reliquias de un pasado cultual más o menos lejano en el tiempo.

En primer lugar, exponemos aquí uno de esos grabados rupestres en la isla de La Palma, que nos estaría dando unas claves perfectas a todo lo relacionado con la simbología de saturación de fertilidad y fecundidad en la diosa madre Naturaleza, esto lo habrían logrado plasmando en la roca un extraordinario y rotundo soliforme


en actitud de estar derramando sus rayos solares, la consabida y ya descrita benefactora y revitalizante luz, de nuevo en este caso sobre la figura de un triángulo invertido. (foto publicada por Lucas Rodríguez Vassou)

El círculo, o a veces los círculos concéntricos, está demostrado que en ciertas ocasiones ejercieron de iconos representativos del sol, en este caso también en la isla de La Palma vemos dos símbolos acoplados muy interesantes, los círculos concéntricos que estarían representando al sol, pero hemos advertido que en las figuras de círculos concéntricos se estaría representando la irradiación de la luz, desde el sol, a modo de ondas lumínicas, el sol y su halo de luminosa radiación. En esta figura concéntrica advertimos que en su parte superior exterior, existe el añadido de un semicírculo,



que también según hemos captado en esas figuras de la antigüedad, por estadística repetitiva en una serie de contextos simbólicos determinados, el medio círculo, estaría representando a la luna, y ya hemos visto en otros ejemplos este acople de las figuras circulares con el medio círculo, o creciente lunar, lo hemos visto en iconografías como la de este extraordinario altar observatorio de un imponente marcador luni-solar en GUENIA, Lanzarote,  desde donde se observan las paradas mayor y menor de la luna llena más proxima al solsticio de verano, y este símbolo, estaría representando la dualidad sol y luna;




aparte de que esa relación también se encuentra representada en otras iconografías del norte de África, como en algunas formas determinadas de la figura representativa de la diosa Tanit. 

Por tanto, este otro grabado rupestre de La Palma, en donde se puede ver debajo de esa representación, de nuevo la del triángulo invertido, nos estaría guiando de nuevo ante la misma simbología ya reseñada, el sol irradiando luz con la forma de sus dos anillos concéntricos, reforzándose esta acción por la luz de la luna, la misma simbología que existe en la escenificación viva provocada en la Cnº6, pero en este caso, mediante el grabado de La Palma que estamos exponiendo, esa misma hierofanía de la Cnº6 fue aquí manifestada mediante el arte rupestre en clave, pero que probablemente hayamos logrado desvelar, y habrá sido de nuevo gracias al arranque de la investigación del ya declarado Patrimonio de la Humanidad, Risco Caído.

Otra extraordinaria iconografía simbólica que estamos estudiando del acto cultual de imbuir fertilidad y fecundidad, lo hemos podido ver también, en nada menos que algunas formas de dibujo en las preciadas pintaderas de Gran Canaria, existe una relativa abundancia de pintaderas recuperadas en diversos yacimientos de esa isla, y aunque también es evidente el constatar la variedad que existe en sus dibujos y diseños, son las formas triangulares y las circulares las figuras más comunes, aparte del zigzagueo, a veces quebrado, y otras ondulado de algunas líneas; pero también aparece, aunque algo menos, la figura geométrica del cuadrado.

No deja de ser muy curioso e interesante una significativa relación que podemos encontrar, y que estaría emparentada con los esquemas de los grabados rupestres que acabamos de mostrar de la isla de La Palma, ceñidos a la misma razón de ser, simbólica, de esta pintadera, podríamos constatar la posible figura solar irradiando la luz por medio de las ondas concéntricas, y debajo el triángulo, pero con la constatación de su expresa posición invertida, y propia de la simbología que en este estudio tiene su origen en la varias veces mencionada escenificación esquemática y simbólica de la Cnº6.



 
Pasamos ahora a contrastar una de las simbologías coincidentes dentro de este contexto, y en este caso, en un contexto extraordinario y emblemático entre los vestigios que se conservan de la antigüedad de Gran Canaria. 

Es realmente un auténtico hito para la investigación arqueológica de Canarias, el poder dirimir la compleja relación última que vamos a exponer en este artículo de trabajo, sobre el extraordinario contenido de la cueva de Risco Caído, escenario cultual que resuma una descarnada, rústica, y ancestral ejecución, pero con un grandioso contenido escénico, simbólico, y ritual, a base del desarrollo de los componentes más atávicos, y necesarios, en la escenificación de aquellos prioritarios ritos ejercidos por aquellas antiguas poblaciones, y como decimos, la impresionante posibilidad de poder contrastar todo esto con uno de los ámbitos de más refinamiento artístico, con el avanzado recurso pictórico de la Cueva Pintada de Gáldar, ya que todo este estudio, nos ha podido haber llevado a descifrar una primordial parte de los motivos aparentemente decorativos de las pinturas de ese emblemático interior.




En principio constatar, que en la mayoría de la decoración que se plasmaba en la antigüedad, no se usaban elementos decorativos al azar, por inspiración espontanea, y así vemos como, en cerámica, en los posibles sellos pintaderas de Gran Canaria, en las pinturas corporales y faciales de nuestro continente africano, o en las pieles y juncos machacados de la vestimenta antigua canaria, en los dibujos esquemáticos, zoomorfos, o antropomorfos, o en estas pinturas como la de la Cueva Pintada de Gáldar, así como otras pinturas que prácticamente se han borrado en otras cuevas de esta isla, y en otros soportes en general, el arte desplegado guardaba unos patrones determinados con trasfondo religioso, astral, y sagrado, pero nos faltaba el poder desentrañar lo que representaba cada figura, con sus formas, color, y composición. Bien, a estas alturas de la cuestión, y para adentrarnos en este tema, de nuevo debemos agradecer los extraordinarios aportes que nos ofrece todo el conjunto de la Cnº6, y es que, en el friso de pinturas de la Cueva Pintada de Gáldar, pinturas decorativas que ya anteriormente dijimos que, en general, y en otros contextos geográficos, y en el tiempo, solían tener un trasfondo sagrado, incluso desde el paleolítico, por cierto, también la Cueva de Gáldar fue pintada con los mismos colores con que se pintaron las extraordinarias obras de arte en el interior de las cuevas del norte peninsular y sur de Francia, y los mismos colores que las pinturas rupestres en el corazón del antiguo Sáhara verde, y en pinturas rupestres de otros lugares del mundo, colores rojo, blanco, y negro, pero lo que aquí vamos a intentar, es decodificar el contenido simbólico de ese extraordinario, sugestivo, y geométrico, por sus formas, friso interior, y sobre todo, proponer un destacado paralelismo entre el evidente cometido cultual de la C nº 6 de Risco Caído, y esta de Gáldar, y aportando también, a esta visión comparativa encuadrada en este estudio de investigación que hemos desarrollado, otro sitio de alto contenido arqueológico en la misma línea, como es la Cueva de Tara, también en Gran Canaria.
 

Es muy posible, que en determinadas comunidades del pasado humano más antiguo de Canarias, en este caso nos vamos a ceñir a la isla de Gran Canaria, en algunas de aquellas comunidades de esta isla, como decimos, por la importancia social que pudiesen tener, o la carga religiosa que profesaban, hubiesen contado con un almogaren donde se ofrendaba a la diosa madre naturaleza, la Chaxiraxi, como se la llamaba en Tenerife, y es muy probable también, que la Cueva Pintada de Gáldar, hubiese tenido ese cometido para la comunidad de aquella importante urbe de la antigüedad de esa isla.

Y de nuevo aquí, la presencia de los círculos concéntricos relacionados con los triángulos invertidos, de los que hemos estudiado ya en dos grabados de La Palma, la muy probable relación con la simbología de todo lo presente y escenificado en la Cnº6; el sol irradiando su luz, para dotar, o amplificar, el don y la virtud de la fertilidad y fecundidad del triángulo púbico que contiene la vulva de la diosa madre.



En el friso de la Cueva de Gáldar es totalmente evidente el predominio de estos dos iconos o símbolos, de los que ya habíamos descubierto su figurada simbología, gracias a la maravillosa hierofanía de Risco Caído, donde se escenifica esta sagrada relación, pero aquí ya, en la Cueva Pintada de Gáldar, sustituyéndose el proceso original de Risco Caído, más ancestral, en este caso como en algunos grabados de La Palma, se sustituye el propio sol, y su revitalizadora luz que irradia al conjunto su benefactor efecto, por los círculos concéntricos.

Llegados a este punto, hemos podido constatar, incluso, la presencia en el conjunto de este friso simbólico, de un elemento más que añadir a la posible identificación y significado de los distintos símbolos que representaba la hierofanía de Risco Caído, y se trata precisamente de la identificación en el holograma del friso de la cueva de Gáldar, del elemento iconográfico con forma de espiga invertida, que en este contexto tiene, el casi seguro significado, precisamente, del haz de luz solar, ya que baja desde los círculos concéntricos como apéndice de prolongación de la simbología que representa.




Gracias a esta investigación se podrá extender a partir de ahora su significado a otros ámbitos de este tipo.

Esta irradiación de la luz está presente de esta forma, o con un sentido radial similar, en grabados muy conocidos de la antigüedad egipcia, pero también lo tenemos presente en Gran Canaria con sugestivos e intrigantes grabados, como este, que precisamente da la impresión que escenifican prácticamente lo mismo que en el grabado de la antigüedad egipcia, pero en esta curiosa versión, la irradiación de luz, tanto en el famoso grabado del antiguo Egipto, como en estos grabados de Gran Canaria, bañan de luz a personas, en el de Gran Canaria representadas por antropomorfos.




O en los extraordinarios paneles rupestres de Balos en Gran Canaria, donde se puede ver la misma benefactora radiación de luz, sobre nada menos que una escena con caballos, idénticos a los también grabados zoomorfos esquemáticos que podemos encontrar en el antiguo Sáhara a partir del 1.500 a. d. C.;



es posible que también se relacionaba la simbología de la radiación de la luz solar para otorgar al caballo y al supuesto guerrero, de la fuerza y energías necesarias, todo ello imbuido por la luz del poderoso sol. También encontramos en Balos, de nuevo el símbolo de la luz, entrando en un cuadrado con compartimentos;

en el antiguo Egipto, al este del corazón del Sáhara, el cuadrado figura como signo de sus jeroglíficos, con el significado de casa, la casa del rey se escribía así, y es que en realidad, el símbolo del cuadrado desde épocas neolíticas tempranas significó eso, casa, habitáculo al fin, quién sabe si “cueva”, como recinto excavado en la roca, o casa sagrada, o templo, almogaren, lo que, por tanto, este dibujo esquemático de Balos sería una reliquia también de la misma simbología, ya que estaría representando la entrada de la radiación de luz dentro de la cueva templo, o almogaren, al respecto, y trasladándonos de nuevo a aquel corazón del Sáhara más antiguo, nos aparece el casi seguro igual símbolo que en Balos, el de la luz, un poco más esquematizada, en su penetración al recinto sagrado, curiosamente, en contextos de ritos propiciatorios de lluvia, con el símil de la Cnº2, el “haz de luz entrando en la cueva útero materno de la diosa madre para propiciar fertilidad y fecundidad”.


Como ya hemos dicho con anterioridad, la decoración general en distintos soportes de la antigüedad, no solían tener un sentido banal y aleatorio, sino que prácticamente siempre, los dibujos decorativos guardaban un fondo de sentido sagrado, mostrándose como auténticos esquemas-reliquias de un profundo significado cultual, por lo que, el friso de la Cueva Pintada de Gáldar podría interpretarse, o “leerse”, mediante sus antiquísimos símbolos como: “la casa templo, o vientre de la diosa madre Naturaleza (cuadrados) donde la luz del dios sol (Espigas invertidas proveniente de los círculos concéntricos) esparce la energía a los órganos relacionados con la reproducción en la diosa madre Naturaleza (triángulos erguidos e invertidos) para que nos otorgue el sustento necesario para la vida”.




Al respecto, tenemos la ancestral frase que se pierde en los tiempos, de “dar a luz” “alumbrar”, relacionando claramente la luz con la vida, algo que es tan ancestral que forma parte de la cosmogonía de los humanos desde tiempos inmemoriales, “primero se Hizo la luz, y luego todo lo demás”, algo que es tan ancestral para los canarios, que está representado en la forma más cruda, y representativa de lo primigenio, en nuestra Cueva n 6 de Risco Caído, para que a partir de ahora, la humanidad, tenga una representación de los que fueron considerados en la antigüedad, como los orígenes cosmogónicos del ser. También tenemos el convencimiento que estos sagrados lugares pudieron haber servido como especiales paritorios, siendo un rito de ofrenda máxima derramar el puro renacer de la vida en los suelos de cazoletas, de placentas, y líquidos amnióticos, en el momento de dar a luz, de alumbrar.

Hay que tener en cuenta, que las cosechas también reciben la luz y dan el fruto; y los animales, junto a los humanos, influenciados por la luna en su ritmo de fertilidad, las menstruaciones, y en definitiva la Naturaleza, el “todo”, la diosa madre Naturaleza Chaxiraxi. 


En estas representaciones del arte megalítico, de nuevo podemos ver lo que hemos aprendido, de los aparentes ojos de la figura de la diosa madre, en forma figurada dos soles, emiten las ondas lumínicas hacia el triángulo invertido, la vulva que se ve irradiada por la luz fertilizante y benefactora de fecundidad, lo mismo que en nuestra extraordinaria Cnº2





En Lanzarote estamos investigando un lugar donde está presente el símbolo de la luz, y donde existe un enunciado en líbico antiguo, en vertical, que quizás esté escrito en referencia a esta simbología, la verticalidad del enunciado escrito es de arriba abajo, igual que la irradiación de luz del grabado contiguo. 
los grabados están realizados sobre pintura ferrosa roja, y hay perforaciones en la pared, también la misma simbología de penetración de la luz.




Y en el suelo, se colocaron unas lajas basálticas pulidas, a modo de camillas para un posible paritorio.





 










A partir de ahora vamos a poder identificar el significado de toda esta simbología, por ejemplo, en la cerámica decorada, con este tipo de líneas radiales, así era en definitiva la conocida decoración cardial, un significado de Luz, con todo lo que ello significaba. LLenaban de luz sagrada los soportes funcionales, cerámicas, paños, paredes, incluso en decoraciones faciales.




Y, habiendo comenzado desde un principio tirando de un valioso hilo argumental en nuestra Cnº6, finalizamos este estudio de interpretación de simbología antigua, con otra evidencia que se confirma por estadística repetitiva, muy curiosa e interesante, y es la referente a la constatación que hemos realizado en estas cuevas sagradas, de un especial código impreso en ellas, código a base de combinaciones entre las formas circulares, cuadradas, y de las cúpulas o “puertas” ya explicadas, aquí les ponemos ejemplos de este tipo de, al parecer, imprescindibles códigos, que lógicamente, nos estarían mostrando alguna característica especial de uso de estos sagrados sitios, códigos que también, cómo no, incluyen en su repertorio los signos o formas sagradas geométricas, del cuadrado, el círculo, el triángulo, y la “puerta” o cúpula, y sospechamos que se trata de códigos identitarios, porque el orden de estos iconos geométricos es distinto según la cueva o el lugar.

























AÑADIDO ORIENTATIVO SOBRE LA ANTIGÜEDAD DEL SANTUARIO DE RISCO CAÍDO

Los auténticos e irrefutables datos del poblamiento de las islas Canarias aún no están estrictamente resueltos, su antigüedad y procedencia. Si nos atenemos al porcentaje de dataciones de C 14 que se han hecho hasta ahora, en relación al número total de inhumaciones que se hayan podido producir en épocas precoloniales, que por progresión aritmética demográfica habrían sido del mínimo de un millón de personas, las aproximadamente trescientas dataciones de los restos orgánicos de esa población que se hayan podido hacer, sin duda, utilizando los resultados con ese método de datación, no se sostiene una estadística suficiente para poder dar datos estrictamente científicos en la posible antigüedad de los primeros poblamientos de las islas. Es ahora, cuando las investigaciones genéticas nos dan unos sorprendentes resultados al respecto, primero, que en Canarias, los restos analizados en referencia a sus genes mitocondriales, los que se heredan exclusivamente de las madres, arrastran unos resultados de nada menos que seis tipos de haplotipos exclusivos de Canarias, los U6b1a, U6c1, H4a1e, L3b1a12, J2a2d1a, H1e1a9, y este tipo de investigación tiene gran efectividad, ya que el análisis de genes mitocondriales, por el método denominado de secuenciación


nos da la posibilidad de poder “leer” en el contenido de cada uno de ellos, lo que nos daría la denominada edad de coalescencia de la formación de toda la estirpe de un determinado linaje genético, y una datación aproximada de cuándo apareció este nuevo linaje autóctono de Canarias, es decir, por ejemplo, el linaje autóctono canario U6b1a se sabe que se originó por mutación a partir de una mujer con el haplotipo mitocondrial U6b, hace unos cinco mil años, y si esa mutación se hubiese producido en algún lugar que no hubiese sido Canarias, por ejemplo en el norte de África, hace aproximadamente esos cinco mil años que tiene de edad de coalescencia, estos U6b1a se habrían extendido notablemente por todo el norte de África, desde hace cinco mil años hasta quinientos antes de Cristo, y habría sido imposible meterlos a todos en barcos para traerlos a Canarias, porque no existen más que aquí, por lo que esa mutación que creó ese linaje U6b1a se tuvo que haber producido aquí en Canarias, y lo que quiere decir, que ya, al menos algunas islas, estaban pobladas hace cinco mil años.


Hay que tener en cuenta que todo el norte de África ha sido intensamente testado genéticamente por Universidades francesas, italianas, españolas, norteamericanas, y por grandes laboratorios como Pasteur, o la americana Mitosearch, lo que quiere decir que, recurrir al tópico de que “es que todavía no se han encontrado esos genes, pero pueden haberlos”, al igual que dicen lo mismo sobre el rito funerario de la momificación, ya se ha tornado en muy poco científico.

Los otros genes mitocondriales exclusivos canarios, los H4a1e, L3b1a12, J2a2d1a, H1e1a9, por edad de coalescencia, se sabe se que se crearon por mutación en épocas desde el primer milenio antes de Era hasta poco después del comienzo de Era, éstos si se admiten claramente que pudieron haberse formado en Canarias porque sus nacimientos están cerca de las fechas que se proponen generalmente para el poblamiento, pero también, pensar que se crearon todos ellos, por mutación, nada más llegar aquí sus ramas anteriores, también resultaría demasiado casual, poco científico, lo lógico es pensar, que al menos algunos de estos linajes se formarían después de un tiempo más o menos largo de estancia en Canarias de sus anteriores ramas.





eso, sin contar las grandes contradicciones arqueológicas conocidas, por ejemplo la momificación, ya en el antiguo Sáhara de hace cinco mil años se momificaba, mientras en el norte de África, nunca, y si fuera porque no se hubiesen encontrado todavía en el norte de África esos vestigios, aunque los hubiese, al menos, trasladándonos a la época y lugares de donde se dice que se  poblaron las islas, en un siglo quinto antes de Era, y con la poderosa Cartago en el norte de África, prácticamente con toda seguridad nos hubiesen llegado referencias históricas de que en esa zona norteafricana, aunque amplia, se habría practicado ese rito funerario, pero no era así; y aún existen algunos temas discordantes más sobre las fechas tardías que generalmente se están proponiendo. Si, por tanto, Canarias hubiese estado poblada ya en esa antigua época, y todo el conjunto cultual de la Cnº6 de Risco Caído haya estado proyectada y construida desde entonces, y ya que el evento equinoccial de primavera se produce dos días antes, según una teoría que expondremos en un próximo trabajo, se ratificaría aún más la antigüedad que proponemos para el lugar. En este aspecto, hay que señalar, que los símbolos de triángulos invertidos, púbicos, se dejan de realizar en occidente a partir de épocas neolíticas.




Los grabados en espiral y en círculos concéntricos de este cuadro, marcados como del Sáhara, son de épocas neolíticas